“La
prospectiva es la ciencia que estudia el futuro para comprenderlo y poder
influir. Aunque de hecho es, paradójicamente, una ciencia sin objeto que se
mueve entre la necesidad de predecir lo que puede ocurrir y el deseo de
inventar el mejor futuro posible”.
Otras
dos conocidas definiciones descritas por investigadores del Reino Unido,
citaremos a Ben Martin (1995), describe la prospectiva como “El proceso de
investigación que requiere mirar sistemáticamente el futuro de largo plazo en
ciencia, tecnología, economía y sociedad, con el objetivo de identificar las
áreas de investigación estratégicas y las tecnologías genéricas emergentes que
generarán los mayores beneficios económicos y sociales”.
Por
su parte Luke Georghiou (1996), describe la prospectiva como “un medio
sistemático de evaluar los desarrollos científicos y tecnológicos que podrían
tener un fuerte impacto en la competitividad industrial, la creación de riqueza
y la calidad de vida”.
Los
rasgos importantes en estas definiciones son el carácter periódico (horizontes
de tiempo que oscilan entre los 5 y los 30 años) y sistemático de estos
estudios, así como la importancia de balancear el empuje de los desarrollos
científico-tecnológicos con la demanda del mercado.
Por
su parte, estos estudios no deben ser dominados únicamente por los aspectos
tecnológicos. Es importante que el análisis esté orientado a los aspectos
sociales que trascienda la creación de riqueza e incluya asuntos tales como la
prevención del crimen, la equidad, la educación, la creación de habilidades o
el envejecimiento de la sociedad.
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